domingo, 8 de febrero de 2015

Cap 7 “Cómo enfrentar al auditorio”

"Sobre Durmientes y Jugadores" Capítulo 7




“Cómo enfrentar al auditorio”.


“El auditorio percibe, él es ajeno a mi persona. Sé bien que
yo soy, porque pienso, como Descartes,
Pero sé también que el auditorio es. No se qué es, sólo sé que no
solo yo percibo, sino que también soy percibido.”
Este “Auditorio” parece ser la presencia del otro, vista de un
modo totalitario, los otros son el auditorio, los otros son el otro.
Pero esta creencia en la existencia de una otredad consciente
parece estar emparentada con el concepto de teatrum mundi;
Según esta filosofía los otros son parte del gran espectador. Pero
¿Será ese espectador el motor quieto, o tal vez un Dios dormido, o
un Buda despierto?
Es interesante observar como en esta teoría ego centrista de
la realidad aparece la necesidad de la presencia de otro que mira,
y la importancia que esto conlleva. Realizamos acciones porque
los otros observan. Ese fue el don del fruto del árbol de la ciencia
del bien y del mal, en la antigua historia bíblica, “Serán como
dioses”, dijo la serpiente y entonces Adán y Eva cubrieron sus
sexos. ¿Qué entraña este esconder lo sexual? Esta necesidad de
actuar para el otro no existía antes de que comieran el fruto;
comer el fruto creó la otredad y la noción de desnudez desarrolló
el primer rasgo teatral de aquellos seres: ya tenían vestuario.
El auditorio ve a través de los ojos del otro, que esconden el
gran misterio de cómo somos en realidad, ya que esta unidad
autónoma que es el cuerpo funciona como una consola interactiva
en primera persona, uno no puede apartarse de uno mismo para
percibirse. Nos conocemos a través del reflejo que nos devuelve
el otro, somos lo que el auditorio refleja.
Pero, tal vez esta imposibilidad de percibirnos sea lo que
Platón llamó la prisión del cuerpo. El hombre decide de que
disfrazar la prisión para transformarla en máscara, en persona. En
castellano antiguo prisión significaba cadena. Este esconder la
desnudez quizá sea un esconder las cadenas del ser. Todos
actuamos el papel de no-prisioneros, vergüenza de nuestras

cadenas-desnudez que ocultamos con ropas, de cualquier tipo.
Solo en ocasiones especiales decidimos mostrar nuestras
desnudeces. Los amantes se desnudan, los nudistas pretenden
transgredir la norma, pero solo logran agrandar su prisión,
muestran sus cadenas en lugares autorizados.
El auditorio parece ser la respuesta al misterio de la muerte.
Esta otredad que nos observa es tal vez un reflejo también, tal vez
creamos ser observados, sumidos en un autismo alucinatorio que
nos guía por senderos de sonambulismo. Es necesario definir el
concepto de auditorio una vez más.
El auditorio es la supuesta observación externa de
fenómenos reproducidos por nuestro cuerpo en interacción con
los demás seres, es parte de nuestro no-ser en función del ser del
otro.
¿Cómo se enfrenta esta visión del mundo donde todos son
uno separados de uno mismo? La respuesta es simple:
Actuando.
Este actuar nos permite experimentar con lo real, tal vez no sea
exitoso pero actúo como si lo fuera. Esto es aprendizaje simple.
Se experimenta siendo otras personas, aquí comienza el
simulacro. Ser en función de las circunstancias es actuar. Todo
Jugador debe saber actuar. Tal vez el lector no se imagine como
se logra esta capacidad actoral. Es simple, piense en situaciones
de su vida. ¿Es usted el mismo cuando habla con su jefe que
cuando bromea con sus amigos? ¿Entrar a un comercio y pedir
determinado producto mediante un diálogo prediseñado no es
actuar?
Solo existe una forma de enfrentar al auditorio y es
actuando.


Alejandro G. Vera

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