miércoles, 25 de septiembre de 2013

Lo que perdió el enamorado

-III-

Como el río de las horas
su sangre era de angustia y agonía,
y dentro de su sed sentía
que la carne era pecado y desventura.

Mas diole el viento la fugaz bravura
de dormirse a pesar de estar sangrando
de soñar aunque fuera cosechando
con su voz a las personas la blancura

de la mano fría y queda de la muerte.

Lo que el enamorado sin querer advierte
solo lo sabe él y su alegría
(Ay si supieras que feliz sería
este poeta morando allí a tu lado).

No serán las afrentas del pasado
las que maten la luz de nuestro día.
Sí lo será la noche y su acabado
cielo develador de las estrellas,
Es que en los astros supo mirar ella,
para jurarme que ya no valías

ni el diez de lo que un día había pagado...


Alejandro G. Vera  (Para Brenda mi lectora favorita, después de la Samsung serial ATA XDXD)

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